Agua e identidad étnica en Izalco, República de El Salvador

En El Salvador el proyecto de mestizaje que se impulsó desde finales del siglo XIX se concentró en una política que buscaba el exterminio indígena, tanto físico como cultural, tuvo su punto álgido con la matanza de la población indígena insurrecta en 1932. Sin embargo, para sustentar y legitimar el mestizaje, el estado tendió algunos puentes que brindaron espacios limitados, pero que fueron aprovechados por los indígenas para la reproducción de su cultura. Este fue el caso de Izalco en el suoroccidente del país. Esta población contaba con una historia de autonomía gracias a sus fértiles tierras de irrigación; la reforma liberal de fines del siglo XIX les arrebató las tierras, pero no los derechos consuetudinarios del agua, de manera que el agua continuó siendo la base de su organización y su cultura. Pero los indígenas perdieron estos derechos de agua en los años posteriores a la insurrección, y aunque continuaron reproduciendo su cultura, ésta había perdido unidad y sobre todo la capacidad organizativa, de manera que con el avance de la modernidad la organización tendió a debilitarse en forma drástica. En la actualidad entre los indígenas de Izalco se han dado esfuerzos por recuperar su identidad y la memoria histórica, pero no tienen claro qué es ser indígena, buscan la respuesta en la cultura, pero si bien es cierto que históricamente este legado se encuentra en la cultura, se encuentra mucho más arraigado en la política, por lo que para reinterpretar su legado y responder a sus interrogantes sobre su identidad tendrían que negociar una nueva relación política con el Estado.

Saved in:
Bibliographic Details
Main Author: Rodríguez-Herrera,América
Format: Digital revista
Language:Spanish / Castilian
Published: Colegio de Postgraduados 2007
Online Access:http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-54722007000200001
Tags: Add Tag
No Tags, Be the first to tag this record!
Description
Summary:En El Salvador el proyecto de mestizaje que se impulsó desde finales del siglo XIX se concentró en una política que buscaba el exterminio indígena, tanto físico como cultural, tuvo su punto álgido con la matanza de la población indígena insurrecta en 1932. Sin embargo, para sustentar y legitimar el mestizaje, el estado tendió algunos puentes que brindaron espacios limitados, pero que fueron aprovechados por los indígenas para la reproducción de su cultura. Este fue el caso de Izalco en el suoroccidente del país. Esta población contaba con una historia de autonomía gracias a sus fértiles tierras de irrigación; la reforma liberal de fines del siglo XIX les arrebató las tierras, pero no los derechos consuetudinarios del agua, de manera que el agua continuó siendo la base de su organización y su cultura. Pero los indígenas perdieron estos derechos de agua en los años posteriores a la insurrección, y aunque continuaron reproduciendo su cultura, ésta había perdido unidad y sobre todo la capacidad organizativa, de manera que con el avance de la modernidad la organización tendió a debilitarse en forma drástica. En la actualidad entre los indígenas de Izalco se han dado esfuerzos por recuperar su identidad y la memoria histórica, pero no tienen claro qué es ser indígena, buscan la respuesta en la cultura, pero si bien es cierto que históricamente este legado se encuentra en la cultura, se encuentra mucho más arraigado en la política, por lo que para reinterpretar su legado y responder a sus interrogantes sobre su identidad tendrían que negociar una nueva relación política con el Estado.