Un sentido estructurante en el amor sacerdotal

Cuando nos preguntamos por la virtud que mejor caracteriza al cura diocesano, siempre damos la misma respuesta: por ser cristiano debe distinguirlo la caridad, que es la madre, la reina, la raíz de todas las virtudes, y sin la cual no hay mérito alguno1 . Y por ser cura, esa caridad asume determinadas características que nos permiten agregar que se trata de una caridad «pastoral». Pero la caridad tiene ineludible e inseparablemente un doble objeto, Dios y el hermano, de modo que esta nota de «pastoral» tiñe tanto la relación con Dios como la relación con el prójimo. En la relación con Dios se trata de un amor cautivado por la Gracia, por el Dios que es Vida y hace participar al hombre de su vida divina; es un amor agradecido y admirado ante el Dios generoso que se comunica, que salva al hombre. De hecho ya decía Santo Tomás que en Dios la máxima virtud a admirar es la misericordia2 . Y ya que Él salva al hombre particularmente a través de los Sacramentos, este amor a Dios se dirige más expresamente al Dios presente y actuante en los Sacramentos. Es ante todo la Presencia eucarística el manantial donde el cura busca saciar su sed de Dios. Su encuentro de amor, donde renueva el pacto de amistad con Él, es habitualmente la celebración de la Misa. Aunque también lo ama descubriéndolo actuante en los demás Sacramentos, y en la Palabra que administra; o bien en el Orden sagrado, recibido como don de gratuita ternura. La caridad pastoral tiene también otro objeto: el Pueblo. Los hermanos, sí, pero no la simple suma de individuos aislados, sino como los quiere Dios, como Pueblo suyo. El párroco no ama al pequeño grupo de laicos «comprometidos», ni a su mínimo núcleo de dirigidos espirituales que le hacen la corte, y tampoco al reducido porcentaje que asiste a Misa. Ama al Pueblo entero, porque todo ese Pueblo es de Dios.

Saved in:
Bibliographic Details
Main Author: Fernández, Víctor Manuel
Format: Artículo biblioteca
Language:spa
Published: Seminario Diocesano de Zacatecas 1997
Subjects:SACERDOTES, AMOR, TEOLOGIA ESPIRITUAL, FORMACION INICIAL, FORMACION PERMANENTE, DIOS,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/7895
Tags: Add Tag
No Tags, Be the first to tag this record!
id oai:ucacris:123456789-7895
record_format koha
spelling oai:ucacris:123456789-78952021-05-06T18:42:29Z Un sentido estructurante en el amor sacerdotal Fernández, Víctor Manuel SACERDOTES AMOR TEOLOGIA ESPIRITUAL FORMACION INICIAL FORMACION PERMANENTE DIOS Cuando nos preguntamos por la virtud que mejor caracteriza al cura diocesano, siempre damos la misma respuesta: por ser cristiano debe distinguirlo la caridad, que es la madre, la reina, la raíz de todas las virtudes, y sin la cual no hay mérito alguno1 . Y por ser cura, esa caridad asume determinadas características que nos permiten agregar que se trata de una caridad «pastoral». Pero la caridad tiene ineludible e inseparablemente un doble objeto, Dios y el hermano, de modo que esta nota de «pastoral» tiñe tanto la relación con Dios como la relación con el prójimo. En la relación con Dios se trata de un amor cautivado por la Gracia, por el Dios que es Vida y hace participar al hombre de su vida divina; es un amor agradecido y admirado ante el Dios generoso que se comunica, que salva al hombre. De hecho ya decía Santo Tomás que en Dios la máxima virtud a admirar es la misericordia2 . Y ya que Él salva al hombre particularmente a través de los Sacramentos, este amor a Dios se dirige más expresamente al Dios presente y actuante en los Sacramentos. Es ante todo la Presencia eucarística el manantial donde el cura busca saciar su sed de Dios. Su encuentro de amor, donde renueva el pacto de amistad con Él, es habitualmente la celebración de la Misa. Aunque también lo ama descubriéndolo actuante en los demás Sacramentos, y en la Palabra que administra; o bien en el Orden sagrado, recibido como don de gratuita ternura. La caridad pastoral tiene también otro objeto: el Pueblo. Los hermanos, sí, pero no la simple suma de individuos aislados, sino como los quiere Dios, como Pueblo suyo. El párroco no ama al pequeño grupo de laicos «comprometidos», ni a su mínimo núcleo de dirigidos espirituales que le hacen la corte, y tampoco al reducido porcentaje que asiste a Misa. Ama al Pueblo entero, porque todo ese Pueblo es de Dios. 2019-06-21T23:38:26Z 2019-06-21T23:38:26Z 1997 Artículo Fernández, V.M. Un sentido estructurante en el amor sacerdotal [en línea]. Pastores. 1997, 10 Disponible en: https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/7895 https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/7895 spa Acceso Abierto https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/ application/pdf Seminario Diocesano de Zacatecas Pastores. 1997, 10
institution UCA
collection DSpace
country Argentina
countrycode AR
component Bibliográfico
access En linea
databasecode dig-uca
tag biblioteca
region America del Sur
libraryname Sistema de bibliotecas de la UCA
language spa
topic SACERDOTES
AMOR
TEOLOGIA ESPIRITUAL
FORMACION INICIAL
FORMACION PERMANENTE
DIOS
SACERDOTES
AMOR
TEOLOGIA ESPIRITUAL
FORMACION INICIAL
FORMACION PERMANENTE
DIOS
spellingShingle SACERDOTES
AMOR
TEOLOGIA ESPIRITUAL
FORMACION INICIAL
FORMACION PERMANENTE
DIOS
SACERDOTES
AMOR
TEOLOGIA ESPIRITUAL
FORMACION INICIAL
FORMACION PERMANENTE
DIOS
Fernández, Víctor Manuel
Un sentido estructurante en el amor sacerdotal
description Cuando nos preguntamos por la virtud que mejor caracteriza al cura diocesano, siempre damos la misma respuesta: por ser cristiano debe distinguirlo la caridad, que es la madre, la reina, la raíz de todas las virtudes, y sin la cual no hay mérito alguno1 . Y por ser cura, esa caridad asume determinadas características que nos permiten agregar que se trata de una caridad «pastoral». Pero la caridad tiene ineludible e inseparablemente un doble objeto, Dios y el hermano, de modo que esta nota de «pastoral» tiñe tanto la relación con Dios como la relación con el prójimo. En la relación con Dios se trata de un amor cautivado por la Gracia, por el Dios que es Vida y hace participar al hombre de su vida divina; es un amor agradecido y admirado ante el Dios generoso que se comunica, que salva al hombre. De hecho ya decía Santo Tomás que en Dios la máxima virtud a admirar es la misericordia2 . Y ya que Él salva al hombre particularmente a través de los Sacramentos, este amor a Dios se dirige más expresamente al Dios presente y actuante en los Sacramentos. Es ante todo la Presencia eucarística el manantial donde el cura busca saciar su sed de Dios. Su encuentro de amor, donde renueva el pacto de amistad con Él, es habitualmente la celebración de la Misa. Aunque también lo ama descubriéndolo actuante en los demás Sacramentos, y en la Palabra que administra; o bien en el Orden sagrado, recibido como don de gratuita ternura. La caridad pastoral tiene también otro objeto: el Pueblo. Los hermanos, sí, pero no la simple suma de individuos aislados, sino como los quiere Dios, como Pueblo suyo. El párroco no ama al pequeño grupo de laicos «comprometidos», ni a su mínimo núcleo de dirigidos espirituales que le hacen la corte, y tampoco al reducido porcentaje que asiste a Misa. Ama al Pueblo entero, porque todo ese Pueblo es de Dios.
format Artículo
topic_facet SACERDOTES
AMOR
TEOLOGIA ESPIRITUAL
FORMACION INICIAL
FORMACION PERMANENTE
DIOS
author Fernández, Víctor Manuel
author_facet Fernández, Víctor Manuel
author_sort Fernández, Víctor Manuel
title Un sentido estructurante en el amor sacerdotal
title_short Un sentido estructurante en el amor sacerdotal
title_full Un sentido estructurante en el amor sacerdotal
title_fullStr Un sentido estructurante en el amor sacerdotal
title_full_unstemmed Un sentido estructurante en el amor sacerdotal
title_sort un sentido estructurante en el amor sacerdotal
publisher Seminario Diocesano de Zacatecas
publishDate 1997
url https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/7895
work_keys_str_mv AT fernandezvictormanuel unsentidoestructuranteenelamorsacerdotal
_version_ 1756275750885916672